Fundado en el año 1976, el Museo de Arte de Gerona es el resultado de la fusión de dos notables colecciones. Tiene su sede en el antiguo Palacio Episcopal, uno de los edificios más nobles y espectaculares de Gerona. El Museo de Arte también gestiona el conjunto patrimonial del Antiguo Hospital de Santa Catalina, que alberga una de las farmacias hospitalarias mejor conservadas de Europa.
El Museo de Arte de Gerona
La fundación del Museo de Arte tuvo lugar en el año 1976, cuando la Diputación de Gerona firmó un convenio con el obispado de Gerona en virtud del cual se fundían en un solo conjunto las colecciones del Museo Diocesano de Gerona y las del Museo Provincial de Antigüedades y Bellas Artes. Éste último había sido creado en el año 1846 para salvaguardar las obras de interés artístico y arqueológico–además de los restos arquitectónicos de los edificios secularizados a raíz de las desamortizaciones– y fue inaugurado en 1870 dentro del monasterio de San Pedro de Galligans, que hoy acoge la sede del Museo de Arqueología de Cataluña en Gerona.
Por su parte, el Museo Diocesano se creó casi un siglo más tarde, en el año 1942, bajo la tutela del obispo Josep Cartañà. Su fondo principal eran las colecciones de arte y arqueología reunidas por el canónigo Ramon Font y por el padre Pere Valls, que desde 1929 ya se exponían en el Salón del Trono del Palacio Episcopal.
En el año 1992, el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya asume las tareas de gestión del Museo de Arte, que hasta entonces había corrido a cargo de la Diputación de Gerona. En 2009, el mismo Departamento cede un espacio en la calle Ciutadans que será la futura sede de los Amigos del Museo de Arte.
En el año 2010, el MNAC deja en depósito el cuadro El gran día de Gerona, que se instala permanentemente en el Auditorio Josep Irla del Antiguo Hospital de Santa Catalina. Tres años después se reabre al público la antigua farmacia, bajo la gestión del Museo de Arte. En 2014 el Museo se incorpora de forma efectiva a la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural, un organismo autónomo del Departamento de Cultura.
¿Sabías que…?
El fondo que posee el Museo de Arte –de 13.753 obras catalogadas, procedentes de la agrupación de las distintas colecciones fundacionales, enriquecidas por las aportaciones de los últimos años–es uno de los más nutridos y rico de Cataluña.
Para completar la información, véase la entrada en la Wikipedia.
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El Palacio Episcopal
El Palacio Episcopal, donde tiene su sede el Museo de Arte, es uno de los edificios más nobles y espectaculares de Gerona, ya que albergó la diócesis y fue residencia del obispo y su curia. A continuación, ofrecemos un breve repaso de su historia, consignando las fechas más importantes:
La primera referencia documental del palacio es del 988, cuando el obispo Gotmar compró al conde Borrell una casa que lindaba con el palacio, de la que no quedan restos identificables.
A partir del episcopado de Guillermo de Peratallada (1161-1168) se edifica un nuevo palacio. Posteriormente, a lo largo de los siglos XIV y XV, el conjunto adquiere el aspecto de un auténtico castillo o palacio fortificado, y se construyen algunos de los espacios emblemáticos, que hoy forman parte de las oficinas y las salas de exposición permanente del Museo. De este período destacan las galerías con arcos de medio punto, los ajimeces, las dos torres y el Salón del Trono.
En el siglo XVI se realizan varias ampliaciones de estilo renacentista. La iniciativa de algunos ilustres obispos hace que se sobrealcen edificios ya existentes y que se abran numerosas ventanas de grandes dimensiones, donde está representada la heráldica de sus promotores. Cada vez más parecido a un palacio, el edificio adquiere en su interior un carácter marcadamente residencial.
En el siglo XVII, los esfuerzos se concentran en construir el sector que da a la plaza Lledoners. Durante los sitios napoleónicos (1808-1809) el Palacio resulta seriamente dañado. Terminado el conflicto, se restaura y se amplía hasta sus actuales dimensiones.
Al estallar la Guerra Civil (1936), el obispo abandona el edificio. Existía la intención de convertirlo en un Museo del Pueblo, pero después de la victoria de los rebeldes (1939), recupera la función original de Palacio Episcopal
En el año 1973, deja de ser la residencia habitual del obispo, que se traslada a una vivienda particular, de alquiler. Entre 1979 y 1991 se efectúa una primera fase de acondicionamiento y remodelación, y se instala en el palacio el Museo de Arte de Gerona, ya con su nombre actual.
¿Sabías que…?
El Tribunal Eclesiástico tuvo su sede en el edificio. Los clérigos condenados por pecados y distintos delitos eran recluidos en su prisión, que aún existe. La prisión era un espacio acogedor en comparación con otros presidios de la época. No se trata de una «mazmorra» oscura y húmeda, casi subterránea, sino de unas dependencias situadas en el cuarto piso de la torre principal, que brindaba a los condenados amplias vistas sobre la ciudad. También quedan restos de la existencia de una chimenea para dar calor a los reclusos.
En la prisión se conservan algunas de las inscripciones que los religiosos castigados escribieron en sus paredes. Una de ellas, sin fecha, cuenta que «no por elquoniamestuvi aquí / aunque muje fue causa tal / sí solo por accidente fatal / sí porqué 91 días viví ahí» (estuvo preso 91 días debido a haber tenido relaciones con una mujer).
Desde la época medieval los reyes solían alojarse en las estancias del palacio cuando visitaban la ciudad. En el siglo XIV se alojó en él en varias ocasiones Pedro el Ceremonioso, que mandó construir un puente de madera que comunicase su estancia en el edificio con el Vergel. Se conocen detalles de las visitas del rey Fernando el Católico, en el siglo XV. En el siglo XVI se colocó el escudo de Carlos V en el Salón del Trono, en recuerdo de su estancia.
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Antiguo Hospital de Santa Catalina
Los orígenes del edificio conservado, del siglo XVII, hay que buscarlos a principios del siglo XIII, cuando por iniciativa popular se fundó el hospital de pobres más importante de Gerona, cerca del que se conserva en la actualidad, pero más alejado del centro de la ciudad. Adosada al hospital se edificó la capilla de Santa Catalina, que desde muy antiguo permaneció asociada al llamado hasta entonces «Hospital Nuevo», y que le dio nombre. Las numerosas donaciones propiciaron la ampliación y embellecimiento del conjunto a lo largo de los siglos XIV y XV. En 1571 fue designado hospital real por Felipe II.
En 1654 se decidió demoler el hospital primigenio y construir un edificio más grande. En 1666 se colocó la primera piedra de las nuevas dependencias, que con el tiempo se convertiría en el que hoy subsiste. El nuevo complejo contaba con espacios más grandes y variados, y con una farmacia de nueva planta. En 1765 se construyó en él la Casa de la Misericordia y, en 1785, se le anexó la Casa de Convalecencia.
La farmacia está considerada uno de los conjuntos más notables de los siglos XVII y XVIII, junto con la farmacia de Llívia. A diferencia de esta, que prestaba servicio a toda la población, la de Santa Catalina era una farmacia hospitalaria. Situada en la planta baja del edificio, se accede a ella desde su patio interior. La estancia, rectangular, está cubierta por una bóveda por arista decorada con pinturas alegóricas del s. XIX, que a su vez cubren otras pinturas murales anteriores, de época barroca.
Del mobiliario conservado destaca un cordialero (un tipo de armario), profusamente adornado y empotrado en el conjunto de estanterías, donde se guardaban los medicamentos más preciados. La farmacia conserva una colección de más de 300 tarros de cerámica blanca vitrificada (fechados sobre todo entre los siglos XVII y XVIII), además de varios morteros, frascos de vidrio soplado y recipientes de madera. Destaca también la biblioteca, que reúne numerosos tratados relacionados con la medicina desde la época medieval hasta mediados del siglo XX.